Los métodos geofísicos eléctricos son técnicas utilizadas en la exploración del subsuelo para obtener información sobre las propiedades eléctricas de los materiales que se encuentran bajo la superficie de la Tierra. Estos métodos se basan en la medida de la resistividad y la conductividad eléctrica de los materiales geológicos. La resistividad eléctrica es una medida de la capacidad de un material para resistir el flujo de corriente eléctrica, mientras que la conductividad es lo opuesto, es decir, la capacidad de un material para conducir corriente eléctrica. Estas propiedades varían según el tipo de material y su contenido de agua, por lo que los métodos eléctricos son útiles para caracterizar la distribución de agua y otros fluidos en el subsuelo.
Existen diferentes técnicas, pero en general, estos métodos involucran la introducción de corriente en el subsuelo a través de electrodos (electrodos A y B) y la medición de la respuesta eléctrica en la superficie (electrodos M y N). Al analizar cómo la corriente se propaga a través de los diferentes materiales, se puede inferir la estructura y las propiedades del terreno, incluidas las diferentes capas litológicas, la presencia de agua subterránea, y otros aspectos relevantes para la exploración geológica, la hidrogeología y la ingeniería civil. Dentro de las principales aplicaciones de estos métodos se encuentran:
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El ensayo SEV consiste en la inyección de una corriente eléctrica controlada al subsuelo a través de dos electrodos metálicos denominados A y B, y la medición con otro par de electrodos (llamados M y N), de la diferencia de potencial producida por ese campo eléctrico. Una vez conocidos los valores de intensidad de corriente aplicados, los valores de potencial obtenidos y las distancias del arreglo geométrico AMNB (definidas por la ubicación de los electrodos) se determina el valor de resistividad aparente.
Con la variación de las distancias entre los electrodos de medición, se pueden obtener valores de resistividad aparente asociados a diferentes profundidades del terreno. Posteriormente, mediante el uso de softwares especializados, se puede obtener la distribución vertical de las resistividades reales del terreno.
La tomografía eléctrica es un método de resistividad multielectródico, que tiene como principal objetivo obtener un modelo del subsuelo con las variaciones verticales y horizontales de las resistividades eléctricas a lo largo de un perfil.
La base teórica del funcionamiento de este método es análoga a la del Sondeo Eléctrico Vertical (SEV), en donde se produce un campo eléctrico de corriente continua a través de dos electrodos de corriente (A y B) y se mide la diferencia del potencial eléctrico a través de dos electrodos de potencial (M y N).
La principal diferencia respecto al ensayo SEV es que, con este último, sólo se puede obtener la variación vertical (en profundidad) de los valores de resistividad del terreno, mientras que, con la tomografía eléctrica, por ser un método multielectródico, se pueden obtener también las variaciones laterales de los valores de resistividad eléctrica.
La interpretación de las variaciones en los valores de resistividad eléctrica permite obtener, entre otras cosas, el perfil estratigráfico del área (espesor de capas, interfaz suelo-roca, etc.) y la definición de estructuras geológicas (fallas, fracturas, etc.), entre otros.